Era tradicionalmente un depósito de agua de lluvia. Hace varias décadas atrás en el campo
eran pocos los hogares que no contaban con este receptáculo de agua para hacer acopio de ella y guardarla para tiempos de necesidad o el uso cotidiano.
El aljibe que está en el Patio de la Estación del Museo Municipal cuenta en su boca un brocal de ladrillos, sobre el cual se coloca una tapa de hierro pesado que se corre para sacar el agua a través de un balde o lata atado con una cadena que pasa por una roldana sostenida en un pescante.
Los pozos estaban totalmente aislados de la tierra con paredes, piso y la parte superior abovedada; algunos tenían escaleras para bajar y limpiarlos; otros tenían un pozo de decantación más pequeño en el medio del piso.
También se los utilizaba en verano para enfriar las bebidas.