El tornillo de banco o morsa es una herramienta que sirve para dar una eficaz sujeción, a la vez que ágil y fácil de manejar, a las piezas para que puedan ser sometidas a diferentes operaciones mecánicas como aserrado, perforado, fresado, limado o marcado. En Argentina y Uruguay recibe el nombre de morsa, denominación que asimismo se le da en italiano y portugués.
Se suele asentar en una mesa o banco de trabajo, bien atornillado a la superficie o apoyada en el suelo . Tiene dos quijadas, una fija y la otra movida por un tornillo, normalmente de rosca cuadrada o trapezoidal, que gira gracias a una palanca, entre ellas se fijan las piezas a sostener. Para no dañar la superficie de las piezas se suelen colocar unas protecciones llamadas galteras o bien, mordazas blandas, realizadas en plomo u otro material blando.
Esta herramienta es fundamental en la manufactura de cualquier producto del hierro o cualquier otro material que tenga que sujetarse para trabajarlo y aún es utilizada.
El inventor de este aparato fue Samuel Morse. A partir del primer prototipo, los ingenieros de la época fueron mejorando la herramienta. Por ejemplo, en 1830 se fabricó el primer tornillo de banco de hierro fundido y en 1925 salió el modelo de hierro forjado, más duro y resistente que su predecesor.
En el Patio de la Estación del Museo Municipal hay uno colocado en una base de madera sujeta al suelo, que perteneció a la fábrica de sulkys de El Trébol propiedad de los hermanos Hermenegildo, Felipe y Roberto Artaza.
Donación: Hugo Artaza